"ESPAÑA Y SU ENTRADA A EUROPA"

Los beneficios de formar parte de la Comunidad Europea son infinitos a diferencia de lo que el último “desertor”, El reino Unido, pueda considerar. Es por este motivo por el que España llevaba numerosos años, desde exactamente 1962, queriendo formar parte de ella y así, beneficiarse de sus ventajas, así como dividir los inconvenientes entre los países miembros.
Esta primera petición para adherirse a la Comunidad Económica Europea se realizó por el entonces Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castella. No obstante, hasta la llegada de la democracia en 1975 no comenzaron los trámites para formar parte de la UE, en la cual exigieron a España una mayor democratización. Por tanto, no fue hasta 1979 que empezaron las negociaciones, consiguiéndose ese objetivo siete años después, con el cual ya estaban todos de acuerdo. Y desde entonces, con el acuerdo de adhesión, España no ha visto mas que denotar los avances q8e han contribuido en gran parte al bienestar social de la sociedad española.
Estos beneficios se vieron sobretodo durante los primeros años, en los que España formó parte de la Unión Europea, pues fue uno de los países que más beneficiados salió del reparto de fondos comunitarios, ya que el país tenía una renta per cápita inferior al 75% de la media comunitaria, por lo que la adhesión a la UE se puede considerar que supuso un fuerte impulso económico para España. En especial, en relación con el turismo. Este sector de vital importancia y en especial riesgo a día de hoy por la crisis del Coronavirus, tuvo su boom en la época de los 60, siendo afectada por la crisis del petróleo de 1970, la cual lo redujo drásticamente hasta el inicio de la transición democrática en el obtuvo un auge en crecimiento hasta marzo de 2020.
Al adherirse a la unión Europea, España ha ido reforzando su compromiso con la integración mediante la firma de diferentes acuerdos como en primer lugar, el “Acuerdo de Schengen” (1991), el cual siguiendo la idea de una “Europa sin fronteras” acordó eliminar progresivamente las fronteras entre los países miembros, con la que gozamos a día de hoy de una libre movilidad entre estos mismos, con los que el turismo logró un Auge Mundial no visto hasta entonces, el cual, estuvo fomentado por el desarrollo e infraestructuras, tercerización de los sectores, y la creación de “Turespaña”. Además, estos avances económicos también se vieron fomentados por otros acontecimientos históricos que impulsaron la economía como la conocida “Expo’92” y los “Juegos Olímpicos de Barcelona’92”, que posicionaron definitivamente a España en el plano económico mundial.
Por otro lado, estuvo la firma del “Tratado de Maastricht”, por el cual la UE dio su nombre actual y el diseño de la hoja de ruta a la moneda única, el euro, que se introdujo de forma exitosa en España en enero de 2002, relevando a la anterior peseta. Esta última, había sufrido de elevados tipos de interés por arte del sector productivo, el cual llevo a una apreciación artificial y perjudicial de la misma, que perdió considerable competitividad en las devaluaciones de 1982 y 1987, que resultaron inservibles ante la gran inflación que esta sufría. Más adelante, desarrolló este papel activo en la implicación de proyectos de negociación como los tratados de Ámsterdam, Niza, el fallido Tratado Constitucional o Lisboa.

En una listas de “Pros y Contras” se podría decir que los beneficios de la entrada de España en la UE se resumen en: un gran crecimiento económico, una mayor internacionalización del país tras estar aislado durante cuarenta años; una política común, donde se asume la política monetaria; mas seguridad, al formar parte de un plan de defensa común; el recibimiento de ayudas económicas en los tiempos de crisis y necesidad, así como para el desarrollo; y por ultimo la seguridad de una democracia estable. Esto, en comparación a los relativos perjuicios tales como: el debilitamiento del mercado español, al pasar de limitado a uno global, obligando a tener que ponerse a la altura del resto del panorama internacional; la perdida de autonomía económica con la política monetaria común; y en definitiva, la perdida de soberanía al ampliar las competencias legislativas a una ente superior.
En conclusión, el compromiso de España con el proceso de construcción europea ha sido siempre muy intenso, al suponer Europa una referencia de libertades y prosperidad para España. Razón por la que, con independencia de los distintos gobiernos, España siempre ha apoyado una mayor integración política y económica. Al final, considera a La Unión Europea como el marco natural de desarrollo político y económico del país, y es por ello que se presume de asumir las responsabilidades correspondientes, asegurándose de impulsar “una unión más eficaz, más democrática, más próxima a los ciudadanos, capaz de responder a los retos y necesidades del nuevo siglo”